La selección gala se perfila como uno de los combinados más irregulares de la historia de esta competición. Solo ha participado en siete de las trece ediciones de la Eurocopa. No obstante ya ha conseguido levantar el trofeo de campeón en dos ocasiones.
La primera aparación de Francia en una Eurocopa fue en su primera edición, era el año 1960. El país galo acogía la fase final donde tan solo se jugaron las semifinales y la final. Los Blues se enfrentaban a Yugoslavia en París, a priori partían como favoritos y así lo demostraron durante gran parte del partido. Al falta de quince minutos para el final ganaban 4-2, pero los yugoslavos consiguieron marcar tres tantos antes del pitido final llegando a una final que ganaría la Unión Soviética.
Tras aquella debacle, el equipo francés no se clasificó para ninguna de las cinco siguientes ediciones siguientes teniendo que esperar a organizar de nuevo una fase final. Esta vez fue en 1984 y los galos no defraudaron. El equipo, liderado por Marcel Platini, ganó todos los partidos que disputó y el ariete francés fue el máximo goleador de aquella Eurocopa con nueve tantos. La final la ganaron en el Parque de los Príncipes ante España por 2-0.
Para la siguiente edición, en Alemania, el combinado francés tampoco consiguió una plaza para la fase final teniendo que esperar a la Eurocopa de Suecia de 1992. En aquella ocasión, la Francia de Papin y Eric Cantona, se marchó a casa sin ganar ni un solo partido de la liguilla de grupos.
Cuatro años más tarde, en la Euro de Inglaterra, el equipo se mostró competitivo. Quedó como primera del grupo B por delante de España, Bulgaria y Rumanía. En cuartos de final, se enfrentaban a Holanda en Anfield. Tras el 0-0 del tiempo reglamentario y de la prórroga, la selección gala pasaba a semifinales en los penalties. Allí esperaba una sorprendente República Checa, pero el equipo que dos años más tarde ganaría el Mundial, no corrió la misma suerte desde los once metros y se quedó a un paso de la final.
Con la motivación por las nubes tras vencer el Mundial'98, la selección francesa iba dispuesta a llevarse también el título europeo que se disputaba en Holanda y Bélgica. Con más de un apuro consiguió llegar a la final, tras ganar a España y a Portugal por la mínima, en cuartos y semifinales, respectivamente. En la final contra Italia, la fortuna también estuvo de su lado. Francia perdía por 0-1 contra Italia en el minuto 94, pero un gol de Wiltord in-extremis y otro de Trezeguet en la prórroga hicieron a los galos alzarse con su segunda Eurocopa.
Tras el desastre del Mundial de 2002, donde cayeron a las primeras de cambio, los franceses querían limpiar su reputación en Portugal. Quedaron como primeros en la fase de grupos, por delante de Inglaterra, Croacia y Suiza. Pero en cuartos de final se toparon con la que a la postre sería la sorpresa del campeonato, la selección de Grecia.
En la pasada Eurocopa, el equipo tocó fondo y se marchó de Suiza y Austria sin ninguna victoria y tan solo un gol marcado en los tres partidos que disputó. Este año, con Laurent Blanc en el banquillo, querrán escribir una página de oro en la historia de la selección más irregular de la Eurocopa de Naciones.
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